La obra de Gema Intxausti está vinculada con los nuevos lenguajes de la escultura que se desarrollan en Euskadi en la década de los noventa.
Comienza a interesarse por el uso del texto, el dibujo y la fotografía y se desplaza al Reino Unido, donde cursa estudios de cine y vídeo. A este período corresponden la serie de trabajos que realiza usando los fotomatones de ciudades como Bilbao y Londres.
La adopción de esta tecnología produce una serie de narrativas construida a través de un número reducido de imágenes, y en las que son habituales los guiños a las historias del cine y el arte.
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